Diferencia entre lacado y anodizado del aluminio
¿Conoces la diferencia entre lacado y anodizado? En nuestra carpintería de aluminio en Valladolid podemos utilizar cualquiera de estos acabados en las ventanas. ¿Sabes cuál te conviene?
El acabado es ese proceso necesario que se llevan a cabo en la superficie de las ventanas que no es cristal. Por lo tanto, para una buena conservación y mantenimiento, también es importante saber elegir el acabado adecuado.
El acabado en las ventanas de aluminio
Las ventanas de aluminio tienen grandes ventajas cuando las instalamos, y una de ellas es, precisamente, las posibilidades de elegir su acabado. Un proceso clave para, además de aumentar su durabilidad, mejorar especialmente su estética.
Por un lado, el aluminio tiene una serie de propiedades que lo convierten en idóneo para instalarlo en las ventanas. Es resistente a la corrosión y al desgaste, además de tener un mantenimiento sencillo. Con una capa de acabado, lo que se consigue es proteger (aún más si cabe) el aluminio para aumentar su durabilidad.
Por otro lado, con el proceso de acabado se consigue dar un toque estético diferente, que permite distintas posibilidades para embellecer las ventanas. En este sentido, hablamos fundamentalmente de dos tipos: el aluminio lacado y el aluminio anodizado. Por tanto, la diferencia entre lacado y anodizado apenas es notoria en cuanto a su funcionalidad, aunque sí en su proceso.
Lacado del aluminio
El aluminio lacado permite añadir cualquier gama cromática al acabado de las ventanas. Podremos pintar del color que queramos las ventanas, siendo así un complemento más a tener en cuenta para la decoración.
Para conseguir este resultado, se opta por la técnica del lacado en polvo (o lo que es lo mismo, realizar la técnica de pintura en polvo) sobre el aluminio. Una vez desengrasado y limpio, se aplica el polvo coloreado sobre el perfil y posteriormente se calienta en horno para que se funda en un acabado perfecto entre aluminio y pintura, logrando así una capa uniforme.
La mayor diferencia entre lacado y anodizado reside en su resistencia a largo plazo. Hay que recordar que, si no está expuesto a condiciones ambientales excesivamente agresivas, es la elección perfecta para el acabado de las ventanas.
Anodizado del aluminio
Aunque el aluminio anodizado tiene cierta similitud con el lacado (ambos son procesos de acabado para mejorar el uso del aluminio en las ventanas), sigue un tratamiento diferente y a simple vista se aprecia la diferencia, siendo todos los anodizados colores metalizados.
Su proceso se basa en la oxidación por electrólisis (artificial). Al principio sigue los mismos pasos que para un lacado, como el desengrase y la limpieza del aluminio. Sin embargo, varía en los siguientes procedimientos. Se sumerge en un baño químico para abrir sus poros, se colorean los perfiles a altas temperaturas de óxido metálico y se vuelven a cerrar con un baño de vapor especial.
En este sentido, el anodizado es algo más resistente frente a factores externos no tan favorables, como la radiación solar, el salitre marino, la contaminación… Por ello alcanza un plus de funcionalidad total para cualquier entorno en el que se instale la ventana.
Qué acabado es mejor para las ventanas
Si tuviéramos que elegir entre uno y otro, nos decantaríamos en función de las condiciones climatológicas que tuviera que soportar en el exterior. Puesto que la diferencia entre lacado y anodizado en sí es mínima, su funcionalidad frente al ambiente y temperatura es distinto.
Frente a condiciones más agresivas, el anodizado preservará mejor el aluminio. Es decir, zonas costeras o grandes ciudades. Por el contrario, si en el exterior el clima es estable, bastará con el lacado.
No obstante, si te ha quedado alguna duda, puedes ponerte en contacto con nuestros talleres de aluminio y te asesoraremos de forma personalizada.